Active Directory (AD) desempeña un papel fundamental como principal proveedor de identidades para numerosas organizaciones de todo el mundo, constituyendo la columna vertebral de los sistemas de control de acceso y autenticación.
Sin embargo, esto también hace que el entorno de Active Directory sea un objetivo principal para los ciberataques. Un actor de amenaza que obtenga el control de su Active Directory puede acceder a la escalada de privilegios y obtener acceso no autorizado dentro del entorno objetivo.
Esta técnica, a menudo denominada ataque de escalada de dominio o abuso de privilegios, puede tener consecuencias devastadoras, ya que permite a los atacantes obtener una gestión de acceso privilegiada y comprometer potencialmente redes enteras.
Aunque muchos ataques de escalada de dominios suelen implicar el aprovechamiento de configuraciones erróneas o vulnerabilidades, algunos están estrechamente relacionados con permisos mal gestionados dentro de la infraestructura de AD. El objetivo de los atacantes es escalar sus privilegios de cuenta de usuario paso a paso, a menudo aprovechando herramientas y procesos legítimos dentro de la infraestructura AD. Aprovechando estas debilidades y errores de configuración de los permisos de Active Directory, los atacantes pueden elevar gradualmente sus privilegios, moverse lateralmente por la red y, en última instancia, hacerse con el control de sistemas y datos críticos.
Más información: Simplifique la gestión de permisos de AD
El modelo de delegación por niveles
Para mitigar los riesgos que plantean los ataques de escalada de dominio, las organizaciones deben adoptar un enfoque proactivo para proteger sus entornos de Active Directory. Una estrategia eficaz consiste en implantar un modelo de delegación por niveles para las listas de control de acceso (ACL), la columna vertebral del sistema de gestión de permisos de AD.
El modelo de delegación por niveles segmenta los privilegios administrativos en distintos niveles, cada uno con funciones, derechos de acceso y responsabilidades específicos. Este enfoque se adhiere al principio del menor privilegio, garantizando que los usuarios y los sistemas tengan sólo los permisos mínimos necesarios para realizar las funciones previstas. Por ejemplo:
- Nivel 0: Acceso directo a los controladores de dominio (DC) y otras infraestructuras críticas de AD.
- Nivel 1: Gestión de servidores y aplicaciones con privilegios elevados
- Nivel 2: Administración de cuentas de usuario con privilegios elevados, aunque limitados.
Este enfoque estructurado garantiza que, incluso si una cuenta se ve comprometida, el daño potencial se contenga dentro de su nivel designado, evitando una escalada indiscriminada.
Al delegar cuidadosamente permisos específicos a cada nivel, las organizaciones pueden limitar el impacto potencial de una cuenta comprometida o de una amenaza interna. Este enfoque evita el movimiento lateral no autorizado y limita el daño potencial en caso de que un ataque de escalada de privilegios tenga éxito.
Conocimiento de los permisos ACL de AD
Las ACL en AD se utilizan para definir los permisos de varios objetos dentro del directorio. Estos permisos determinan qué acciones pueden realizar los usuarios y grupos en objetos de AD como cuentas de usuario, grupos, unidades organizativas, etc.
Una ACL contiene entradas de control de acceso (ACE), cada una de las cuales especifica los permisos de un usuario o grupo. Cada ACE especifica un administrador (usuario o grupo) y los permisos concedidos o denegados a ese administrador para un objeto concreto. Los permisos son acciones que un usuario o grupo puede realizar sobre un objeto. Pueden ser permisos estándar (por ejemplo, leer, escribir, borrar) o permisos especiales (por ejemplo, modificar permisos, tomar propiedad). Los permisos se pueden heredar de los objetos padre, lo que facilita la gestión de permisos en grandes estructuras de AD.
Cómo funciona la delegación con las ACL de AD
La delegación en AD implica la configuración de ACL para asignar permisos específicos a usuarios o grupos para tareas concretas. Así es como suele funcionar:
- El administrador de TI determina las tareas administrativas específicas que deben delegarse, como el restablecimiento de contraseñas, la creación de cuentas de usuario o la gestión de la pertenencia a grupos.
- El administrador selecciona los objetos apropiados (por ejemplo, OUs, cuentas de usuario) sobre los que se realizarán estas tareas.
- El administrador puede ahora configurar las ACLs en los objetos utilizando el Asistente de Delegación de Control incorporado en la consola de Usuarios y Equipos de Active Directory (ADUC), comandos específicos de PowerShell (cmdlets) o scripts, o cualquier herramienta válida de terceros que tenga esa capacidad.
El reto de la supervisión y el mantenimiento continuos
Implantar un modelo de delegación por niveles es un paso crucial. Mantener y supervisar las ACL subyacentes es igualmente importante. Sin embargo, a pesar de la naturaleza crítica de la supervisión y el mantenimiento continuos, estas tareas suelen ser tediosas y se pasan por alto con facilidad.
La complejidad de los entornos AD y el volumen de cambios pueden dificultar la supervisión manual. La supervisión y el mantenimiento continuos de las ACL implican revisar y auditar periódicamente los permisos, identificar y corregir los errores de configuración y garantizar que los derechos de acceso se ajustan a las políticas de seguridad y los requisitos operativos de la organización.
Con el tiempo, los permisos pueden volverse complicados. Las configuraciones heredadas a menudo permanecen en su lugar, y los derechos de acceso no deseados pueden colarse en el sistema, creando vías potenciales para los atacantes. Por ejemplo, una auditoría rutinaria de ACL podría descubrir que la cuenta de un antiguo contratista todavía tiene amplios permisos dentro del entorno AD de la organización, o que un empleado que cambió de función dentro de la organización todavía tiene permisos asignados a su cuenta de usuario que ya no son necesarios para su nueva función. Este descuido podría permitir a un intruso malintencionado o a un atacante aprovechar esos privilegios para actividades no autorizadas, como la filtración de datos o el compromiso del sistema.
Esta laguna en la supervisión puede dar lugar a vulnerabilidades no abordadas, proporcionando posibles vías de ataque, como ilustran numerosos incidentes de gran repercusión relacionados con ataques de escalada de dominios y abuso de privilegios.
Utilización de herramientas automatizadas para la seguridad de AD
Para hacer frente al reto de la supervisión y el mantenimiento continuos de las ACL, se insta a las organizaciones a que adopten la automatización y aprovechen las herramientas y soluciones avanzadas diseñadas específicamente para la seguridad y el gobierno de AD. Estas herramientas pueden agilizar considerablemente el proceso de auditoría, elaboración de informes y corrección de errores de configuración de las ACL, reduciendo la carga de trabajo de los equipos de TI y garantizando la aplicación coherente de las políticas de seguridad.
Mediante la automatización de los procesos de supervisión y mantenimiento, las organizaciones pueden identificar y abordar de forma proactiva las posibles vulnerabilidades, garantizando que los derechos y permisos de acceso permanezcan alineados con las necesidades cambiantes y la postura de seguridad de la organización. Este enfoque de mejora continua no sólo mejora la seguridad general del entorno de AD, sino que también facilita una mejor alineación con las mejores prácticas del sector y los requisitos de cumplimiento normativo.
Además, las herramientas automatizadas pueden proporcionar información y análisis valiosos, lo que permite a las organizaciones identificar tendencias, anomalías y posibles áreas de preocupación dentro de su infraestructura de AD. Este enfoque basado en datos permite a los equipos de seguridad tomar decisiones informadas, priorizar los esfuerzos de corrección e implementar controles de seguridad específicos para mitigar riesgos concretos.
Un proceso continuo: proteger Active Directory
Proteger Active Directory frente a los ataques de escalada de dominios requiere un enfoque polifacético que combine un modelo de delegación por niveles para la gestión de ACL con una supervisión y un mantenimiento continuos. Asegurar AD no es un esfuerzo de una sola vez, sino un proceso continuo que requiere vigilancia, dedicación y la adopción de herramientas y procesos automatizados.
Al dar prioridad a la seguridad de AD y adoptar las mejores prácticas, las organizaciones pueden agilizar el proceso de identificación y corrección de las configuraciones erróneas de ACL, reduciendo significativamente su superficie de ataque y protegiendo su infraestructura crítica de los actores maliciosos que buscan explotar el acceso privilegiado.
Este enfoque proactivo no sólo mejora la postura general de seguridad, sino que también fomenta una cultura de mejora continua, lo que permite a las organizaciones adelantarse a las amenazas emergentes y proteger sus infraestructuras críticas de los agentes malintencionados que tratan de aprovecharse de los accesos privilegiados.