La crisis sanitaria de 2020 reconfiguró nuestra visión de cómo trabajan las personas y cómo funcionan las empresas. A medida que los equipos y procesos tecnológicos han cambiado para apoyar a los trabajadores remotos y permitir interacciones fluidas en la cadena de suministro, los ciberdelincuentes han aprovechado las oportunidades para explotar las lagunas de seguridad resultantes.

Como informó recientemente PWC, el número y el impacto de los ciberataques se han disparado en el último año. El factor común en la mayoría de estos ataques es Active Directory, que es el principal almacén de identidades para el 90% de las empresas de todo el mundo. Como tecnología con más de 20 años de antigüedad, AD tiene debilidades de seguridad inherentes que los ciberdelincuentes explotan con frecuencia, como en los ataques a Maersk, Coop y la ciudad de Estocolmo.